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Cómo convertirse en un excelente gerente de recursos humanos

El departamento de Recursos Humanos es esencial en cualquier empresa que desee seguir creciendo. A lo largo de los últimos años, la principal queja por parte de los gerentes de recursos humanos es que la dirección de la entidad para la que trabajan no presta ni la atención ni los medios necesarios a su departamento, por lo que los gerentes acaban por caer en la frustración y desatender tareas cruciales para el buen funcionamiento tanto de su departamento como de la empresa en general.

Es por ello que el primer paso de un gerente de recursos humanos debe ser hacerse oír, o, dicho de otro modo, saber convencer a los altos cargos de los que depende directamente acerca de la importancia de su departamento. Para ello, deberá utilizar todos los medios a su alcance, siendo el primero y primordial de la lista su propia formación. Un buen gerente de recursos humanos debe conocer el sector para el que trabaja a la perfección, y para ello se antoja imprescindible mantenerse actualizado constantemente. Debe estar muy atento sobre las novedades inmediatas y las que están por venir.

Claro ejemplo de este primer punto del que hablamos es el nuevo RGPD. Un buen gerente debería haber estado muy bien informado al respecto antes de la entrada en vigor de la normativa, para tomar las medidas necesarias y no verse sobrepasado, ya que ello provocará que tome decisiones sobre la marcha y poco efectivas. En definitiva, un excelente gerente de recursos humanos debe tener una gran capacidad de anticipación y ser resolutivo en grado extremo.

Facultades imprescindibles de un gerente de recursos humanos

Otra de las facultades imprescindibles de un gerente de recursos humanos de cara al éxito es que posea unas dotes comunicativas excepcionales. De poco sirve que sea un gran estratega y un experto en formación si no sabe transmitir a su equipo —y al resto de departamentos, incluido el directivo— sus ideas y su perspectiva. Para ello, debe saber escuchar, ser empático y saber canalizar sus impulsos. En pocas palabras, debe trabajar su inteligencia emocional en profundidad.

Siguiendo la línea anterior, un gerente de recursos humanos ha de saber mantener un correcto equilibrio entre el puesto de poder que ostenta y su rol de compañero de trabajo. Solo de este modo —operando como líder pero siendo humilde y cercano— conseguirá hacerse escuchar por el equipo que tiene a su cargo. Si sus subalternos lo ven como a uno más, estos depositarán su confianza en su jefe y le harán llegar información muy valiosa de cara a los potenciales cambios y necesarias implementaciones que, antes o después, todo gerente debe llevar a cabo.

Y un último apunte: un gerente de recursos humanos no puede tener miedo a los cambios. En su constante búsqueda y reconocimiento de nuevos talentos, debe saber cuándo sustituir a un empleado —o a un equipo completo— por otro más apropiado, en pos del beneficio tanto de su departamento como de la empresa. Asimismo, la persona que ostente este puesto debe ser capaz de recular a tiempo y de rectificar ante sus propias impresiones cuando sea necesario, y, además, hacerlo de manera pública. De este modo, dará un bonito y efectivo ejemplo a su equipo y al resto de compañeros, que operarán del mismo modo cuando lo requieran, lo que redundará en el beneficio y la eficiencia comunes.